Ninguna otra palabra evoca los horrores del Holocausto como el nombre de Auschwitz. Fue el campo de concentración nazi más grande y su extenso complejo fue el lugar donde se asesinaron a millones de personas por medio de cámaras de gas, golpes, disparos, enfermedades, experimentos médicos, agotamiento y hambre. Prisioneros de toda Europa Occidental, Central y Oriental eran trasladados en vagones de ganado hacia este campo de trabajo y exterminio situado a menos de 60 kilómetros de la ciudad polaca de Cracovia. La gran mayoría no volvió nunca más.
En la primavera de 1940, el Reichsführer-SS Heinrich Himmler le ordenó a un grupo de reclusos que comenzará a construir un campo en Oswiecim, una pequeña ciudad en Alta Silesia. Auschwitz, como se denominó en alemán, fue planificado como una construcción extensa de múltiples propósitos: estaba compuesto por tres campos principales y docenas de sub-campos más pequeños. En total alrededor de un 1.250.000 personas murieron allí; más del noventa por ciento de los cuales eran judíos.
El primer campo que se completó en junio de 1940 fue el campo principal, conocido como Auschwitz I; luego Auschwitz II (Birkenau), cuya finalidad explícita era la de un campo de exterminio; y finalmente, Auschwitz III o Buna-Monowitz, el mayor campo de trabajo forzado del complejo de Auschwitz. Los años siguientes, decenas de campos más pequeños, campos de trabajo y fábricas surgieron en torno a estos centros principales. Diariamente llegaban a Auschwitz vagones de tren abarrotados de gente que traían prisioneros judíos y no judíos de toda la Europa ocupada. Los recién llegados eran sometidos al conocido proceso de selección, durante el cual la mayoría de ellos (incluyendo los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos y los incapacitados) eran enviados a Birkenau para ingresar a las cámaras de gas y para ser cremados. Los que sobrevivían a las selecciones eran distribuidos en los campos de Auschwitz, donde también en la mayoría de los casos morían de hambre, por exceso de trabajo o enfermedad. Cuando el Ejército Rojo llegó al campo el 27 de enero de 1945, sólo encontró 7.500 sobrevivientes enfermos de las decenas de miles de prisioneros que habían sido obligados a ir a las marchas de la muerte en Alemania hasta fines del invierno.
El campo principal, que llevaba en la puerta el conocido eslogan "Arbeit macht frei" (El trabajo te liberará), no era oficialmente un campo de exterminio. Sin embargo, decenas de miles de prisioneros fueron asesinados allí, principalmente miembros de la resistencia polaca, intelectuales y prisioneros de guerra soviéticos. Los primeros reclusos encarcelados allí fueron prisioneros políticos polacos. La población del campo aumentaba constantemente e incluía judíos, soviéticos, criminales alemanes, homosexuales y Testigos de Jehová. En el campo Auschwitz I también había un burdel, una prisión y un área de ejecución independiente.
En medio de estas duras condiciones, el campo albergó una escena musical elaborada y multifacética. La primera orquesta de prisioneros se creó en el invierno de 1941 con Franz Nierychlo como director. El grupo original de siete músicos tocaba primero con instrumentos incautados de pueblos vecinos e incluía un violín, un contrabajo, un acordeón, una trompeta, un saxofón y percusión. Estos fueron reemplazados más tarde por instrumentos de mejor calidad enviados por familiares de los músicos. Su primer ensayo formal se llevó a cabo en la barraca 24, en el sótano debajo del burdel del campo, donde había un pequeño podio y un piano de cola. Esa sala se hizo conocida como la sala de los conciertos: allí la banda hacía presentaciones para los prisioneros, para los guardias y para los oficiales. Había público de pie a lo largo de toda la sala; los músicos estaban esparcidos por toda la sala y se sentaban donde encontraban espacio. El grupo se expandió rápidamente y llegó a tener más de cien miembros. Como cada vez más músicos profesionales polacos eran arrestados, la calidad de las presentaciones mejoraba. (Hasta los últimos meses de la orquesta, no se les permitía a los judíos participar).
La tarea principal de la orquesta era la de acompañar a los prisioneros que marchaban hacia el trabajo y volvían, por lo que el ritmo de la marcha facilitaba el control de los prisioneros. Se les pedía a los músicos que tocaran afuera, independientemente del clima, aunque en los últimos años, se les permitió tocar adentro cuando llovía y nevaba. La orquesta también tenía que tocar los sábados para los guardias de las SS y debía llevar a cabo largos conciertos los domingos para que disfrutara el comandante del campo Hoess, su familia y sus amigos.
La orquesta tenía un alto índice de rotación. Además de la alta tasa de mortalidad general en Auschwitz (los músicos no eran liberados de sus tareas laborales diarias) también había una alta tasa de suicidios; quizá debido a la presión emocional del contexto. Con los años, la orquesta adquirió más instrumentos y partituras musicales. En 1942, Nierychlo fue liberado para servir en el ejército alemán y fue reemplazado por el músico polaco popular Adam Kopycinski, quien ocupó el puesto hasta que la orquesta se disolvió.
En octubre de 1944, se removió masivamente a un gran número de checos, rusos y prisioneros polacos del campo, incluyendo a muchos músicos (Kopycinski no estaba incluido). Estos fueron reemplazados por músicos profesionales judíos. Sin embargo, el tamaño de la orquesta se redujo y finalmente fue disuelta por completo en noviembre de 1944, cuando muchos de los nuevos miembros judíos fueron deportados a Bergen-Belsen. La mayoría de los miembros de la orquesta no lograron sobrevivir para ver el final de la guerra.
Además de la orquesta, en Auschwitz hubo una variedad de otras actividades musicales auspiciadas por las SS. Algunos oficiales de las SS empleaban 'esclavos musicales’, que tenían que tocar o cantar cuando se les indicaba. Uno de los prisioneros fue el tenor italiano Emilio Jani, cuyas memorias se titulan “Mi voz me salvó”. Otro fue Coco Schumann, quien años más tarde recordaba que
la música puede salvarte: si no tu vida, por lo menos el día. Las imágenes que veía todos los días hacían que fuera imposible vivir y, sin embargo, aguantamos. Les tocábamos música para poder sobrevivir. Hacíamos música en el infierno.
Las SS también toleraron una banda de swing, ya que les daba la posibilidad de escuchar música prohibida. En esos conciertos clandestinos, los oficiales recompensaban a los músicos con licor o cigarrillos. También hay informes de una banda de jazz independiente que tocaba exclusivamente en las orgías de las SS y fiestas donde se bebía.
La mayoría de la música voluntaria de Auschwitz era vocal en lugar de instrumental. Había mucho canto grupal en varias barracas, e incluso un coro del campo que estaba formado principalmente por reclusos polacos.
Referencias
Fackler, G., 2000. "Des Lagers Stimme"– Musik im KZ. Alltag und Häftlingskultur in den Konzentrationslagern 1933 bis 1936, Bremen: Temmen.
Gilbert, S., 2005. Music in the Holocaust: Confronting Life in the Nazi Ghettos and Camps, Oxford: Oxford University Press.
Jani, E., 1961. My Voice Saved Me: Auschwitz 180046, Milan: Centauro Editrice.
Schumann, C., 1997. Der Ghetto-Swinger: Eine Jazzlegende Erzählt 2nd ed., Munich: Deutscher Taschenbuch Verlag.