Los recién llegados al campo de Auschwitz fueron divididos de inmediato en dos grupos, los de la izquierda y los de la derecha. Los pocos que había en el grupo de la derecha eran enviados a uno de los varios campos dentro de Auschwitz para convertirse en trabajadores forzados. La mayoría de los que quedaban eran enviados a Birkenau, también conocido como Auschwitz II, para ingresar en las cámaras de gas y ser cremados. Birkenau, el campo de exterminio de Auschwitz, fue también uno de los pocos lugares donde (según confirman los historiadores) la música regularmente acompañaba las selecciones y los asesinatos en masa. La ex relcusa Erika Rothschild recordaba este acompañamiento macabro:
Los que llegaban a Birkenau eran expulsados de los vagones de ganado y luego ubicados en filas... La banda, que estaba compuesta por los mejores músicos que había entre los prisioneros, tocaba para ellos; en función del origen de los recién llegados, tocaba música folclórica polaca, checa o húngara. La banda tocaba, las SS golpeaban y uno no tenía tiempo para pensar... algunos eran trasladados hacia el campo y otros, hacia los crematorios.
Hacia el final de la guerra, aproximadamente 1.250.000 personas habían sido asesinadas aquí, más del 90% de ellas eran judíos. Birkenau también fue el lugar donde el conocido Dr. Josef Mengele realizó muchos de sus experimentos con mujeres embarazadas, enanos y gemelos. Como sucedió en los otros campos de Auschwitz, hubo una evacuación masiva justo antes que los soviéticos llegaran al campo. Unos pocos miles permanecieron para ser liberados cuando los soviéticos llegaron el 27 de enero de 1945.
Birkenau fue subdividido en varias secciones, bastante aisladas unas de otras, y cada una contaba con su propia y única vida cultural. Había un campo de hombres, un campo de mujeres, dos "campos familiares", un campo para los Roma y Sinti y otro para los judíos traídos de Theresienstadt. Los dos "campos familiares” con el tiempo fueron liquidados, pero antes de eso pasara los reclusos vivían en condiciones relativamente mejores que los demás prisioneros. No tenían que tener la cabeza afeitada, al menos inicialmente recibían raciones más generosas y muchos otros "privilegios" y, sobre todo, se les permitía quedarse en familia. Cada uno de estos mini campos tenía su propia banda, como así también una variedad de grupos de canto, interpretación y grupos instrumentales.
La primera orquesta oficial que se creó en Birkenau estaba en el campo de los hombres y se estableció en agosto de 1942, cuando un grupo de dieciséis músicos fue traído de la orquesta principal de Auschwitz. A diferencia de Auschwitz, en Birkenau a los judíos se les permitía participar. El primer director fue el prisionero polaco Jan Zaborski, reemplazado unos meses más tarde por Franz Kopka. De este primer período de existencia de la orquesta, el violinista judío polaco Szymon Laks recordaba que los que podían
aprovechaban su poder ilimitado. Nos podían golpear, torturar e incluso matar sin tener que rendirle cuentas a nadie. Los que no podían soportar ese trato se lanzaban a la cerca eléctrica. Estos suicidios promovían la rabia de nuestros torturadores aún más. Un día, como el número de músicos que se habían suicidado la noche anterior era mayor que lo habitual, nos reunieron a todos y uno dijo: "hijos de puta, les advierto a todos, si siguen lanzándose al cable eléctrico, los voy a matar a todos como perros".
Todos los músicos estaban obligados a realizar trabajos forzados además de sus conciertos diarios. También estaban sujetos a selecciones regulares. Como sucedía en otros campos, los músicos tenían que tocar marchas en la puerta principal cuando el comando de trabajo salía del campo por la mañana y regresaba por la noche. Debido a los trabajos forzados, las selecciones frecuentes, los suicidios y la salud pobre de los músicos, para fin de año la orquesta se redujo en lugar de crecer. Simultáneamente, el comandante del subcampo Johann Schwarzhuber, que le proporcionaba instrumentos y partituras a los hombres, aumentó sus pedidos y desafió seriamente la capacidad de Kopka. Este último se tornó cada vez más dependiente de la habilidad de Laks para hacer arreglos y dirigir, y Laks se convirtió en un experto en componer música con piezas intercambiables en el caso de la desaparición repentina de un músico. Con el tiempo, Laks pasó a ser el director de facto, un puesto que se hizo oficial cuando Kopka fue enviado al frente con el ejército alemán.
Bajo el positivo liderazgo de Laks, la orquesta comenzó a aumentar de tamaño una vez más. Gracias a sus esfuerzos los músicos obtenían asignaciones de trabajo más fáciles y una dispensa para no jugar al aire libre en condiciones climáticas adversas. Hacia fines de 1943 había alrededor de cuarenta miembros (incluyendo a muchos judíos) de Francia, Alemania, Polonia, Países Bajos y Grecia. Entre ellos estaban Henry Meyer, Louis Bannet y Jacques Stroumsa.
A medida que el calibre de la orquesta mejoraba bajo la batuta de Laks, las SS comenzaron a hacerles a los músicos peticiones más frecuentes y diversas. Los domingos tenían que dar conciertos de música ‘ligera’ y ampliaron su repertorio para incluir fragmentos de óperas y operetas. También había pedidos especiales de varios guardias y compusieron un popurrí musical especial en honor a los cumpleaños de los oficiales de las SS. Algunos nazis regularmente asistían a los ensayos, tocaban música con los músicos e incluso en ocasiones se hacían amigos de ellos. Con frecuencia los miembros de la orquesta tenían que tocar en fiestas nocturnas para los VIP del campo y los guardias.
Tal vez la orquesta más famosa que surgió de Birkenau fue la orquesta de mujeres. Conocida a través de las memorias de Fania Fénelon y la película Playing for Time, este grupo (única organización musical de todas mujeres auspiciada por las SS y establecida bajo el internamiento nazi) fue creado en la primavera de 1943. Originalmente dirigida por la reclusa polaca Zofia Czajkowska, alcanzó su pico máximo bajo la dirección de la virtuosa violinista y directora de orquesta Alma Rosé. Como sucedía con bandas de otros campos, las mujeres eran obligadas a tocar en las puertas cada mañana y cada tarde para acompañar la llegada de los trabajadores al campo y su salida del mismo. Este trabajo provocó la aversión de muchos prisioneros, quienes recordaban cuando volvían a sus barracas enfermos, agotados y a menudo llevando o arrastrando a sus compañeros muertos, mientras que
la orquesta de Birkenau tocaba marchas y foxtrots modernos. Te enfermaba... no podíamos soportar esa música ni a los músicos. Eran como marionetas, todas con faldas azules y cuello blanco, sentadas en sillas cómodas.
Según una ex miembro de la orquesta, Esther Bejarano, también las obligaban a tocar
cuando llegaban los trenes y la gente era trasladada directamente a la cámara de gas. Los deportados nos saludaban de manera amistosa porque pensaban que donde hay música no puede ser tan malo. Esa era parte de la táctica de las SS.
Los propios músicos eran muy conscientes de su nebuloso papel como cómplices y víctimas del horror nazi. Para muchas mujeres estar en la orquesta era desmoralizante y deprimente. A pesar de que se les concedía el "privilegio" de mayores raciones, mejores barracas y otros "beneficios", muchas estaban indignadas por el placer que les daban a sus torturadores. Fénelon y otras describieron con repulsión que se veían obligadas a confortar a los asesinos tocando o cantando sus piezas favoritas.
Mientras Rosé estuvo a cargo de la orquesta, mantuvo un nivel bastante alto de habilidad y un gran repertorio. Las mujeres de la banda participaban de ensayos arduos e incluso de conciertos más estresantes y actuaciones privadas. Si bien la gran mayoría de sus interpretaciones (con excepción de la música diaria de marcha) eran para beneficio de las SS y para el pequeño grupo de prisioneros "elite", la orquesta de vez en cuando daba conciertos especiales para los reclusos regulares y hacía visitas a la enfermería. Sin embargo, tras la muerte repentina y misteriosa de Rosé el 4 de abril de 1944, la orquesta comenzó a desmoronarse lentamente. Rosé fue reemplazada por la pianista y copista ucraniana Sonya Winogradowa que, si bien le caía bien a la banda, no era una líder muy eficaz. Hacia fines de 1944, las que no eran judías fueron enviadas a Auschwitz I, mientras que las judías fueron deportadas a Bergen-Belsen. Relativamente muchas sobrevivieron a la guerra.
Birkenau fue también el hogar de dos campos familiares. Los reclusos del "gueto modelo" checo Theresienstadt fueron deportados en varios transportes a Birkenau, donde vivían en el "campo familiar". Allí no les afeitaban la cabeza, se alimentaban mejor y estaban exentos de tareas de trabajo esclavo. También se les otorgaba mucha más libertad para crear y continuar con la producción cultural que había sido el sello distintivo de la vida en Theresienstadt. Como en Theresienstadt, sin embargo, esta "generosidad" sólo era por cuestiones de propaganda, sólo retrasaban la muerte temporalmente. En el campo familiar había un pequeño grupo musical, que con frecuencia debía tocar para las SS mientras bebían o mientras daban palizas públicas. Quizás la libertad más cruel que permitía el campo checo era la libertad de educar a sus hijos. Se daban lecciones para que aprendieran a leer y a contar. También había clases de canto y de flauta dulce, con un enfoque en la música checa y judía. En dos olas principales de matanza en marzo y en julio de 1944, el campo familiar de Theresienstadt fue liquidado.
Además de este campo, que fue muy bien documentado, los nazis también mantuvieron por un breve período un campo de gitanos (Roma y Sinti). Si bien ambos, los prisioneros y los nazis, hicieron mención de la habilidad musical y la creatividad de estos reclusos, existe poca documentación de su producción musical. Esto también se debe en parte a su aislamiento de otros reclusos y al trato extremadamente duro de las SS. Sin embargo, hay varias referencias a una orquesta, como así también a grupos musicales no tan formales.
Como sucedía en otros campos, el canto constituía la principal forma de música voluntaria en Birkenau. Debido al tamaño del campo y a su composición internacional, había reclusos de toda Europa, cuyas voces fueron recordadas por los sobrevivientes. Los prisioneros cantaban para darse ánimo unos a otros, para construir la solidaridad y para manifestar su resistencia. La ex reclusa Kitty Hart recordaba que
como regla general, las niñas griegas tenían voces maravillosas y su canción popular 'Mamá' hizo que la mayoría sollozara, ya que casi todos habían perdido a sus madres.
En Birkenau también se llevaron a cabo algunos espectáculos de cabaret, entre ellos uno inspirado en el artista teatral de habla idish Moshe Pulawer, quien llegó al campo en el otoño de 1944. Su primera presentación estuvo dirigida a los prisioneros “privilegiados” que tenían tareas asignadas en “Canadá”, o sea en las barracas donde se revisaban las pertenencias de los recién llegados:
Canté desde lo más profundo de mi corazón... Mi canto estuvo dirigido a los que ayer vieron cómo sus mujeres e hijos eran arrojados al fuego... Mi amigo y yo cantamos y recitamos. Con sangre, con lágrimas, hicimos lo que se llama teatro... Y no muy lejos de ese lugar, miles de cuerpos era quemados e incinerados.
Referencias
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