El 15 de enero de 1941, en un campo de prisioneros de guerra en Silesia, controlado por los alemanes, una multitud de prisioneros y guardias nazi se congregaron en un salón muy frío para oír una función.
El campo estaba tapado de nieve. Éramos 30.000 prisioneros (la mayoría franceses; algunos, polacos y belgas). Los cuatro músicos tocábamos con instrumentos rotos… las teclas de mi piano vertical permanecían bajas cuando las presionaba… En este piano toqué mi cuarteto con mis tres compañeros músicos y vestidos de la forma más extraña: totalmente andrajosos y con zuecos de madera lo suficientemente grandes para que la sangre pudiera circular a pesar de la nieve que había debajo de los pies… Se mezclaban las clases sociales más diversas: agricultores, obreros, intelectuales, militares profesionales, doctores y sacerdotes.
Y ése era el recuerdo del compositor francés Olivier Messiaen. La obra que compuso para los cuatro instrumentos disponibles en el campo (un violonchelo, un piano, un clarinete y un violín) fue una de las composiciones más famosas de los años de la guerra, su Quatuor pour la fin du temps (“Cuarteto para el fin de los tiempos”). El recuerdo que Messiaen tenía sobre el concierto fue cuestionado por muchos, incluso por los otros integrantes del cuarteto: mientras él recordaba que había miles de personas entre el público, el hall del campo sólo tenía capacidad para algunos cientos; su piano no era tan imperfecto como él relataba y su insistencia en que el violonchelista sólo tocaba con tres cuerdas fue negado en reiteradas ocasiones por el mismo violonchelista. No obstante ello, pocos discuten la importancia de la obra en sí misma, una de las más relevantes que se produjeron en el siglo XX.
Messiaen nació en Aviñón, Francia, el 10 de diciembre de 1908, en una familia de alto nivel cultural. Su padre era un erudito en literatura y su madre, poetisa. De joven aprendió solo a tocar el piano y comenzó a componer. Después de la Primera Guerra Mundial, la familia se mudó a Nantes, donde Messiaen recibió sus primeras lecciones formales de música y, en el año 1919, entró en el Conservatorio de París, donde fue un alumno muy exitoso hasta que se graduó en 1930. Posteriormente, le dieron el prestigioso puesto de organista en una iglesa grande. En 1936 casó con Claire Delbos, con quien tuvo un hijo. Ese mismo año se juntó con otros tres compositores, Andre Jolivet, Daniel Lesur y Yves Baudrier, para formar el grupo The Young France (“Francia joven”), que intentaba promover la nueva música francesa.
Con el estallido de la guerra en 1939, el compositor fue designado enfermero en vez de soldado. Sin embargo, esta designación no fue protegerlo de los nazis. Poco después de empezar a trabajar en el hospital de guerra, lo tomaron como prisionero y lo llevaron a Görlitz, en Silesia, donde lo encarcelaron en el campo de prisioneros Stalag VIII-A, donde permanecería desde 1940 hasta 1942. Cuando lo revisaron, los guardias estaban asombrados porque en sus bolsillos no encontraron ni armas ni provisiones, sino partituras de música. Su estatus le otorgó algunos ‘privilegios’ especiales, incluso le permitieron tocar el órgano del campo y también acceder a materiales de escritura, a través de los cuales podía componer. Si bien las condiciones no eran tan malas como en otros campos nazis, fue una experiencia muy difícil emocional y físicamente.
En el campo se hizo amigo de otros tres músicos y con ellos interpretó “Cuarteto” (Quartet) en 1941. Uno de los músicos reconoció que el público no sabía cómo interpretar el inusual estilo de composición de Messiaen:
El público, según recuerdo, estaba abrumado. La gente se preguntaba qué había pasado. Todos… nosotros también. Nos preguntábamos: “¿Qué estamos haciendo? ¿Qué estamos tocando?”.
Entre otras cosas, “Cuarteto” fue una de las primeras obras de Messiaen que incorporó el canto de los pájaros, que se convertiría en su marca registrada. La obra se vio profundamente influenciada por el entorno en el que fue compuesta; sin embargo, a pesar de su título potencialmente político y el contexto de sus orígenes, “Cuarteto” (y en general todas las obras de Messiaen) es reconocida generalmente como una obra completamente apolítica. En parte fue su compromiso con el arte apolítico lo que le permitió reconstruir exitosamente su carrera en París cuando volvió en 1942, mientras la guerra todavía seguía su curso feroz y Francia seguía bajo la ocupación alemana.
Cuando retornó a París, Messiaen recibió un puesto de profesor en el Conservatorio, donde enseñó hasta que se jubiló a fines de 1970. En esos años, Messiaen entró en contacto con la joven pianista Yvonne Loriod, quien tuvo influencia en él para que empezara a componer para piano. Años después, después de que su primera esposa falleciera por enfermedad, Loriod se convirtiría en su esposa. Al final de la guerra, se hizo conocido como uno de los mejores compositores franceses.
Referencias
Hilll, P. ed., 1955. The Messiaen companion, London: Faber and Faber.
Hirsbrunner, T., 1988. Olivier Messiaen: Leben und Werk, Laaber: Laaber-Verlag.
Rischin, R., For the end of time: the story of the Messiaen quartet, Ithaca, N.Y.: Cornell University Press.