Max Ehrlich

Uno de los mejores cómicos en el mundo del cabaret de Berlín de la preguerra fue el judío Max Ehrlich, que nació en Dresde y desarrolló una carrera impresionante tanto en el teatro como el cine, tras interpretar y dirigir docenas de películas y obras del teatro. Grabó discos de canciones y chistes, y escribió un libro exitoso. También fue miembro fundador de conjuntos de comedia y teatro en Alemania, Suiza y Holanda. Su carrera no terminó sobre un escenario de Berlín, sino frente a armas cargadas de guardias nazis. Cuando lo deportaban de Holanda a Auschwitz en 1944, tuvo la mala suerte de que un oficial a quien le gustaba la comedia lo reconociera y le solicitara que hiciera su número una vez más. Luego fue asesinado, como tantos otros músicos y artistas de su época.

Max Ehrlich nació el 25 de noviembre del 1892. Empezó su carrera en el escenario como actor en los años 1920 y pronto se hizo conocido por ser una fuerza vital en el mundo del cabaret de Berlín. Fue humorista y poeta popular y actuó con muchos otros artistas judíos e izquierdistas durante la República de Weimar. Sin embargo, como la mayoría de sus compañeros artistas, sus obras fueron en gran medida apolíticas o sutilmente críticas. Ehrlich también se convirtió en un actor de cine exitoso e interpretó más de cuarenta papeles antes de que los nazis tomaran el poder en 1933 y su carrera terminara abruptamente. Puesto que la mayoría de los ámbitos de actuación se cerraron o prohibieron para Ehrlich, decidió probar suerte en la escena de Austria. Sin embargo, tanto en Viena como en Berlín, los nazis lo acosaban mientras estaba en el escenario, lo que hizo que actuar fuera imposible. Muy a su pesar, se mudó de Suiza a Holanda, donde ya lo reconocían como cómico itinerante y estrella de cabaret. (El cabaret alemán fue popular en la Europa continental durante los años de entreguerra). Sin embargo, luego de dos años de estar de gira por Ámsterdam, Zurich y Berna con otros artistas exiliados, la añoranza por su casa y la esperanza que tenía por que las cosas mejoraran lo hicieron volver a Berlín. Por cuatro años, hasta 1939, Ehrlich fue uno de los organizadores principales y artista de la Jüdische Kulturbund (Asociación Cultural Judía), el único ámbito de actuación donde le permitían actuar bajo la ley nazi. Debido al enorme éxito que tuvo en los años previos al régimen nazi, logró abrir el Café Leon en Kurfurstendamm, la calle principal de compras y entretenimiento de Berlín. El pequeño café funcionaba como el teatro de cabaret para la Kulturbund, donde Ehrlich organizaba revistas y cabarets exitosos para la comunidad judía de Berlín, que disminuía rápidamente.  

Como para tantos otros que se quedaban esperando el fin del nazismo, fue el pogromo de la Kristallnacht de noviembre del 1938 lo que convenció a Ehrlich de que tenía que irse. En abril del 1939, hizo su actuación despedida. El único periódico judío permitido escribió: “En tiempos conflictivos, nos enseñaste que no debemos olvidarnos de nuestra capacidad de reir”.

Ehrlich decidió volver a mudarse a Holanda, donde su amigo y colaborador Willy Rosen había creado un conjunto de cabaret de exiliados, que incluía a varios otros artistas que habían huido de los nazis. Rosen, Ehrlich y el pianista Erich Ziegler se fueron de gira por todas partes, pero visitaron principalmente Ámsterdam y el pueblo turístico costero de Scheveningen. Ehrlich y sus compañeros de cabaret eran populares entre el público holandés por giras anteriores y por su carrera de actor y también eran reconocidos por la amplia población de alemanes exiliados. Sin embargo, el control nazi en los Países Bajos se volvió cada vez más fuerte y los judíos eran aislados y restringidos.  

En Ámsterdam, Ehrlich fue miembro fundador y artista de la versión holandesa de la Kulturbund, conocida como Hollandsche Schouwberg. Allí, nuevamente, se creó un conjunto de cabaret, que atraía tanto a los nazis como a los judíos. Eventualmente, Ehrlich y sus compañeros actores fueron trasladados al campo de tránsito de Westerbork, donde encabezó un elenco de estrellas que incluía a Willy Rosen, Erich Ziegler, Franz Engel y Camilla Spira en el ‘Buhne Lager Westerbork’ (el grupo teatral del campo de Westerbork).  

Para mayo de 1943, el grupo recibió permiso para organizar un espectáculo de cabaret con todas las de la ley. La primera obra, con canciones originales, chistes, sketches y bailes, fue tan popular que el comandante del campo Gemmeker les dio a los actores carta blanca para hacer lo que quisieran. El grupo logró escribir, producir e interpretar seis espectáculos originales de variedades en el breve año y medio que estuvieron juntos en el campo. En cada función, Gemmeker se sentaba en la primera fila, reía, acompañaba con el movimiento del pie y aplaudía con entusiasmo. Sin embargo, este éxito sólo retrasó lo inevitable. El 4 de septiembre de 1944, Max Ehrlich subió en el último transporte hacia Auschwitz donde informes de testigos hablan de la última interpretación frente a los hombres que luego lo matarían.  

 

Referencias

 

Boas, J., 1985. Boulevard des Misères: The Story of Transit Camp Westerbork., Hamden, Conn: Archon Books.  

Bergmeier, H.J.P., Eisler, D.E.J. & Lotz, D.R.E., 2001. Vorbei... Beyond Recall: Dokumentation jüdischen Musiklebens in Berlin 1933-1938/ A Record of Jewish musical life in Nazi Berlin 1933-1938., Hambergen: Bear Family Records.  

Prieberg, F.K., 1982. Musik im NS-Staat, Frankfurt/M.: Fischer.  

Rovit, R. & Goldfarb, A., 1999. Theatrical Performance during the Holocaust: Texts, Documents, Memoirs, Baltimore and London: The Johns Hopkins University Press.