Vilna

En junio de 1941 soldados alemanes ingresaron en Vilna, uno de los centros culturales e intelectuales de la judería europea conocida como “la Jerusalén de Lituania”. A principios de julio, los nazis llevaron a un grupo de hombres judíos al bosque cercano de Ponar y los asesinaron. Así comenzó un ciclo de asesinatos que se extendió durante los meses de verano.

En septiembre, los judíos que quedaban en la ciudad (casi 40.000) fueron conducidos hacia dos guetos que se habían establecido en el antiguo barrio judío. Las matanzas continuaron en septiembre y octubre, y el segundo gueto (más pequeño) pronto fue cerrado. Como sucedía en otros lugares, el gueto estaba atestado de gente, la comida era insuficiente y las enfermedades proliferaban.

A pesar de las condiciones, los reclusos del gueto de Vilna establecieron una gran variedad de organizaciones culturales, intelectuales y artísticas. En muchos sentidos, esta vitalidad cultural marcó continuidad con los años de la preguerra: durante siglos, la ciudad había sido el centro del arte judío, del teatro y de la industria editorial. Además, la Bund socialista se había fundado allí en 1897 y esta tradición de radicalismo judío continuó a través de los años de la guerra con el activismo del grupo de resistencia clandestina del gueto, Fareynigte Partizaner Organizatsye (“Organización de Partisanos Unidos”). El gueto tenía su propia orquesta sinfónica, grupos de cámara y coros idish y hebreos. También había escuelas religiosas y laicas, orfanatos, una gran biblioteca pública y una escuela de música con más de cien alumnos.

La tradición teatral de renombre de Vilna también continuó en el gueto, donde existieron varios teatros durante sus dos años de existencia. En enero de 1942, el primer teatro del gueto abrió sus puertas en la calle Konska. Empleó a muchos artistas y escritores locales. Muchas de las producciones eran revistas: mezclas de sketches satíricos cortos, poemas y números musicales relacionados directamente con la situación en el gueto y las preocupaciones y temores de sus residentes. La mayoría de las nuevas melodías compuestas en el gueto eran de hecho creadas en el teatro. Cada algunos pocos meses se organizaba una nueva revista, entre ellas Peshe fun Reshe y Moyshe Halt Zikh. Kasriel BroydoLeyb Rozental y Misha Veksler eran algunos de los escritores y compositores importantes. También había un pequeño teatro en la calle Rudnicka.

El primer concierto de la orquesta sinfónica, dirigida por Jacob Gerstein, tuvo lugar el 18 de enero de 1942, con el auspicio del líder del Consejo Judío, Jacob Gens, y la policía del gueto. Fue una conmemoración en homenaje a los judíos asesinados e incluyó muchas canciones de pérdida y duelo como S'g'lust zich mir vaynen de Chaim Nachman Bialik, letra de Chopin y voz de la soprano Lyube Levitski. La presentación fue un gran éxito y el dinero recaudado fue donado a causas de bienestar social en el gueto. Pocos días después, se fundó la “Organización de Partisanos Unidos”, que reunía a jóvenes de diversos partidos políticos bajo el lema de "no morir como ovejas en el matadero". El movimiento partisano también componía muchas canciones. Probablemente la canción más famosa que salió de un gueto durante el Holocausto fue la canción de resistencia de Vilna, compuesta por Hirsh Glik, Zog nit keynmol az du geyst dem letstn veg (“Nunca digas que esta senda es la final”). Esta canción se convirtió en un éxito de inmediato y se expandió rápidamente entre los partisanos y por  los guetos y los campos. Antes de que guerra terminara se cantaba por toda Europa. También eran populares las canciones escritas por Avraham Sutzkever y especialmente las del poeta partisano Shmerke Kaczerginski.

La Organización de Partisanos Unidos recurría a las canciones para generar conciencia política y construir el sentido de comunidad pero también hacía las críticas más duras de los programas de entretenimiento musical organizados en el gueto. Muchas organizaciones políticas y religiosas de Vilna, incluyendo la Bund, boicoteaban conciertos y distribuían folletos que decían: "las representaciones teatrales no deberían llevarse a cabo en cementerios". Sin embargo, como la escala de sufrimiento diario persistía y la música lograba inspirar y reconfortar a la gente, la mayoría terminó aceptando los conciertos. El recluso del gueto Hermann Kruk, que inicialmente se oponía a los conciertos, el 8 de marzo de 1942 escribió en su diario:

el pulso de la vida comienza a latir nuevamente en el gueto de Vilna… los conciertos, que al principio eran boicoteados, fueron aceptados por el público; los salones están llenos.

En general, la población del gueto de Vilna apoyaba firmemente esta variedad de actividad cultural. Los reclusos solían cantar todas las nuevas canciones compuestas sobre la vida judía en el gueto, tanto en el trabajo como en conciertos improvisados, en espectáculos callejeros, en las escuelas y en los centros comunitarios.

El 15 de enero de 1943, el Consejo Judío auspició una celebración de los logros culturales del gueto. En ese concierto, el líder del Consejo, Gens, proclamó orgullosamente:

Queríamos darle a la gente la posibilidad de liberarse del gueto por varias horas y conseguimos esto. Estamos atravesando días oscuros y difíciles. Nuestro cuerpo está en el gueto pero nuestro espíritu no ha sido esclavizado... Antes del primer concierto se dijo que no deberían llevarse a cabo conciertos en cementerios. Es verdad, la afirmación es real, pero ahora toda la vida es un cementerio. Nuestras manos no deben flaquear. Debemos ser fuertes en cuerpo y espíritu.

El 23 de septiembre de 1943 el gueto de Vilna fue liquidado, los últimos sobrevivientes fueron asesinados o enviados a campos. Miles y miles de los habitantes más jóvenes y saludables fueron seleccionados y sobrevivieron temporalmente como mano de obra esclava, los hombres fueron enviados a Estonia y las mujeres a los campos de Letonia. El ejército soviético liberó la ciudad en julio de 1944; sólo hubo unos pocos cientos de sobrevivientes judíos.

 

Referencias

Aaron, F., 1990. Bearing the unbearable: Yiddish and Polish poetry in the ghettos and concentration camps, Albany, NY: State University of New York Press.  

Adler, H. & Richter, M., 1994. Gesänge aus der Stadt des Todes: Todeslagergedichte aus dem Wilnaer Ghetto 1941/42, Berlin: Hentrich.  

Arad, Y., 1980. Ghetto in Flames: The Struggle and Destruction of the Jews in Vilna in the Holocaust, Jerusalem: Yad Vashem: Martyrs' and Heroes' Remembrance Authority Ktav Pub. House.  

Freund, F., Ruttner, F. & Safrian, H. eds., Ess Firt Kejn Weg Zurik.: Geschichte und Lieder des Ghettos von Wilna, 1941-1943, Vienna: Picus.  

Gilbert, S., 2005. Music in the Holocaust: Confronting Life in the Nazi Ghettos and Camps, Oxford: Oxford University Press.  

Stompor, S., 2001. Judisches Musik- und Theaterleben unter dem NS-Staat, Hannover: Europaisches Zentrum fur Judische Musik.