El sufrimiento que ocasionó el Holocausto no terminó con la caída del régimen nazi. Los judíos europeos que sobrevivieron a los guetos y a los campos se enfrentaron no sólo con la muerte de amigos y familiares, sino también, en la mayoría de los casos, con la pérdida de sus tierras natales: para las grandes comunidades judías de Europa Central y Oriental, especialmente de Polonia, ya no era posible volver a sus antiguos hogares. Incluso aquellos judíos que inicialmente regresaron a sus países de origen después de la guerra, con la esperanza de ayudar a reconstruir las comunidades judías allí, a menudo se daban por vencidos porque creían que lo que habían perdido nunca podrían recuperarlo. El conocido actor de teatro idish Yonas Turkov fue uno de esos sobrevivientes; una figura central en la comunidad judía polaca de principios de la posguerra. Turkov, uno de los miembros fundadores de la Asociación de Escritores Judíos, Periodistas y Actores y su primer Presidente, organizaba eventos culturales y juntaba información sobre los desaparecidos y los muertos, ya que quería consolidar y fortalecer a la comunidad judía polaca que se había reunido en Lublin y en su ciudad natal de Varsovia. Sin embargo, a menos de un año en la Polonia liberada, escribió en su diario:
Hoy Varsovia ya no me pertenece; mi ayer fue liquidado, ¿y mi mañana? Mejor no pensar en ello… Varsovia, mi Varsovia, ¡para mí estás muerta!
Antes de la invasión alemana de Polonia, Varsovia había sido la ciudad de Turkov. Como uno de los actores supremos del teatro idish de la zona, Turkov (nacido en 1898) fue una figura pública muy querida y, junto a su talentosa esposa, la cantante Diana Blumenfeld, un prominente miembro de la elite cultural. Después de la creación del gueto de Varsovia, mantuvo su compromiso con el espectáculo y también sus conexiones con importantes figuras culturales de la ciudad. Dentro de los muros del gueto, con sus padres y hermanos, actuaba en diversos teatros del gueto y también trabajaba activamente en programas de bienestar social. Escribió en su diario de la causa común que juntó a
Toda la gente culta de Varsovia de aquel momento, sin excepción, fuerzas sociales y políticas, que se dedicaban incansablemente a todas las áreas de autoayuda judía.