En las últimas décadas, se reavivó el interés por los músicos que fueron oprimidos por el Tercer Reich. Una de las pérdidas más impactantes para la historia de la música fue la del compositor judío austríaco Franz Schreker, que no era ni un modernista experimental como Schoenberg ni un izquierdista comprometido como Kurt Weill. Algunos consideraban que Schreker era uno de los compositores más prometedores del siglo XX. Sin embargo, en ocho años, entre el pico de su popularidad en 1924 y su forzada renuncia en 1932, los nazis lograron asegurar prácticamente la total desaparición de su música de la conciencia pública, no sólo dentro del Reich sino en todo el mundo.
The toast of German opera in the early Weimar years, Franz Schreker was born
Franz Schreker, celebridad de la ópera alemana en los primeros años de Weimar, nació en 1878. Su familia viajó por casi todo Europa antes de que su padre falleciera repentinamente en Linz en 1888, momento en que se mudaron a Viena. De joven tenía intención de convertirse en músico y aceptó varios trabajos ocasionales para cuidar a su madre y a sus tres hermanos, antes de conseguir una beca en el Conservatorio de Viena en 1892, donde estudió violín y composición.
Con el tiempo, Schreker se hizo conocido por ser uno de los artistas jóvenes más talentosos de Europa de principios de siglo. En 1909, se casó con la soprano Maria Binder, quien posteriormente fue la cantante principal de muchas de sus producciones. Durante esos años, produjo varias canciones y piezas de música sinfónica. Sin embargo, ganó su fama por ser compositor de ópera. Uno de sus primeros trabajos, una obra de un acto titulada Der Ferne Klang (“El sonido lejano”), exploraba abiertamente temas relacionados con sexualidad y erotismo. En 1912 fue designado profesor en la Academia de Música de Viena, donde se hizo fama por ser un docente talentoso y comprometido.