Otto Klemperer
1933 no sólo fue el año en que el nazismo subió al poder, sino que también fue un año favorable para la historia musical de Alemania. El 13 de febrero de 1883, exactamente 50 años antes, falleció el más ‘alemán’ de los compositores: Richard Wagner. Dado que Wagner era antisemita, nacionalista y partidario de la supremacía de la raza germánica, los nazis lo adoraban y la ciudad de Bayreuth se había convertido en un importante ícono cultural. Sin embargo, unas semanas después de que Hitler llegara al poder, el 13 de febrero de 1933, uno de los destacados directores de orquesta de Alemania, el judío Otto Klemperer, hizo una función de la ópera Tannhäuser de Wagner. El espectáculo fue un escándalo y tildado como un insulto a la memoria del compositor. Unos años después, un funcionario insistió en que:
Es particularmente significante que el 13 de febrero de 1933 y luego de que el Partido Nacionalsocialista tomara el poder, el director de música general judío Klemperer tuviera la imprudencia de montar una producción de Tannhäuser en la Ópera Estatal de Berlín, justo para el 50º aniversario del fallecimiento de Wagner. Fue un insulto deliberado hacia el gran maestro alemán y una ofensa para todo el pueblo que tiene sentimientos nobles.
El incidente y sus repercusiones apresuraron la partida de Klemperer de Alemania, que tuvo lugar en abril de 1933. Desde los inicios de su carrera, Klemperer se hizo conocido por ser defensor del modernismo de Stravinsky, Schoenberg y Hindemith. Bajo su dirección, hacia fines de 1920, la Ópera Kroll de Berlín se convirtió en el blanco del odio de las crecientes voces ultraconservadoras de los finales de Weimar y fue condenada como centro del “bolchevismo cultural”. Si bien se declaraba como apolítico, Klemperer había dirigido orquestas con frecuencia en la Unión Soviética y su temprana conversión al catolicismo tuvo poca importancia para una ideología basada en la raza, como la del antisemitismo nazi.
Klemperer nació el 14 de mayo de 1885 en Breslavia. Si bien de chico quería ser acto en lugar de músico, la ayuda de un adinerado miembro de la familia le permitió obtener una educación musical. Con el apoyo de sus padres, dejó la escuela secundaria para estudiar música en Frankfurt y muchos años después se mudó a Berlín para continuar sus estudios en el Conservatorio. En 1905, comenzó a prepararse con Hans Pfitzner. A principios de la guerra, en 1914, tuvo su primera gran oportunidad como suplente temporario de Pfitzner y así se convirtió en el director de ópera de la ciudad de Estrasburgo. Para cuando terminó la guerra, con la derrota de Alemania y el drama de la Revolución de Noviembre, Klemperer (más radicalizado) se había convertido en un fiel defensor de la nueva República de Weimar. Se mudó a Colonia y se convirtió formalmente al catolicismo en 1919. A mediados de 1920, retornó a Berlín, centro de innovación musical en la Alemania de Weimar. Allí ocupó el puesto más importante: el de director de orquesta de la Ópera Kroll, donde defendía a compositores como Ernst Krenek, Kurt Weill y Schoenberg. Sin embargo, la creciente atmósfera conservadora de Alemania y la severa depresión económica lo transformaron en la primera víctima y perdió su puesto en 1931. A cambio, le ofrecieron trabajar en la Ópera Estatal de Prusia, donde se desempeñaba como director de orquesta cuando Hitler llegó al poder.
A pesar de la respuesta que tuvo su producción de Tannhäuser a principios de 1933, Klemperer inicialmente no quería abandonar Alemania y esperaba que su fama y posición apolítica lo protegieran. Sin embargo, en abril de 1933, viajó a Austria y no quiso que su esposa e hijos lo acompañaran hasta que no consiguiera un lugar de residencia permanente. A diferencia de muchos refugiados alemanes judíos, Klemperer logró una exitosa carrera musical durante su exilio. Cuando llegó a los Estados Unidos, donde había hecho una gira exitosa en los años 20’, le ofrecieron el puesto de director de música de la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. En 1939, fue operado de un tumor cerebral que lo dejó con una parálisis facial y empeoró sus problemas emocionales. Dado que estaba incapacitado, dejó de dirigir por varios años. Sin embargo, luego de la guerra, retomó su increíble carrera musical internacional y se hizo conocido por ser uno de los mejores directores de orquesta vivos del repertorio alemán clásico, particularmente de las obras de la escuela vienesa y su primer ídolo: Mahler. El director de orquesta falleció en Zurich en julio de 1973.
Referencias
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Prieberg, F.K., 1982. Musik im NS-Staat, Frankfurt/M.: Fischer.
Traber, H. & Weingarten, E. eds., 1987. Verdrängte Musik: Berliner Komponisten im Exil, Berlin: Argon.