Hirsh Glick

Si hay una canción que expresa el coraje de los partisanos judíos durante la Segunda Guerra Mundial ésa es Zog nit keynmol (“Nunca digas”), de Hirsh Glick, también conocida como "La canción de los partisanos", que fue adoptada como el himno oficial de los partisanos. Inspirada en la historia de la sublevación del gueto de Varsovia, esta canción sigue siendo un poderoso homenaje al compromiso del pueblo judío por luchar para sobrevivir. El autor, que apenas tenía veinte años cuando escribió esta canción, nació y se crió en Vilna. Heredó su talento musical de su madre y pasó la mayor parte de su corta vida componiendo poemas y canciones que inspiraron a sus compañeros judíos.

Glick nació en 1922 y asistió a una escuela primaria hebrea de Vilna antes de que la pobreza lo obligara a trabajar como empleado en una fábrica de hierro. A los trece años comenzó a componer sus primeros poemas, y tres años después fundó, junto con otros jóvenes poetas judíos, un círculo literario llamado Yungvald (“Bosque joven”). Al principio escribía en hebreo pero pronto pasó a idish. Era uno de los poetas más prometedores de Vilna de la preguerra. Cuando los soviéticos se apoderaron de Lituania en 1939, las inclinaciones izquierdistas de Glick le permitieron integrarse bastante bien al mundo soviético, y sus canciones y poemas aparecían frecuentemente en la prensa soviética judía. Si bien publicaba muchas cosas, la pobreza en la que su familia estaba inmersa lo obligó a trabajar, primero en el negocio del papel y luego en una ferretería.

Cuando los alemanes invadieron Lituania en 1941, Glick fue uno de los miles de judíos y lituanos anti-nazis que intentaron huir de la ciudad para unirse a los partisanos de los bosques. Como muchos, fue capturado y encarcelado. Tras su liberación, se ofreció como voluntario para ir a trabajar en el campo de trabajo de Rzeza y cortaba turba en una zona pantanosa donde casi muere de fiebre tifoidea. En sus largos años de enfermedad y encarcelamiento, Glick continuó componiendo poemas y canciones, los escribía en trozos de papel o se los recitaba a otros reclusos para que pudieran memorizarlos. Un amigo de Rzeza recordaba que mientras movían trozos de césped tremendamente pesados, Glick siempre encontraba un lugar seco para sentarse y pedirle a su amigo que tarareara una melodía agradable y así improvisaba letras.

Cuando los judíos del campo fueron deportados hacia el gueto de Vilna en 1943, Glick ya era un reconocido poeta y miembro de la resistencia. Con sus camaradas, estuvo involucrado en actos de sabotaje y en la preparación de una revuelta. También tuvo una activa participación en la escena literaria del gueto y trabajó en un círculo de escritores que incluía a Avraham Sutzkever y a Leah Rudnitski. Mientras estuvo allí escribió muchas canciones, entre las cuales estaba Zog nit keynmol, que él mismo adaptó a la melodía de una canción soviética compuesta por Dmitri Pokrass. La canción se difundió rápidamente entre los combatientes de la resistencia. Muchas de sus otras canciones también eran canciones de resistencia y optimismo, incluyendo la popular canción Shtil, di nakht iz oysgeshternt (“La noche silenciosa está llena de estrellas”), que honraba el heroísmo de la partisana Vitke Kempner, ya que había hecho explotar un tren alemán y luego ayudó a los prisioneros del gueto a escapar.

Glick sobrevivió a la liquidación del gueto y fue enviado a un campo de concentración en Estonia. En julio de 1944, poco antes de que los nazis destruyeran el campo (puesto que el Ejército Rojo se aproximaba rápidamente), Glick y otros cuarenta reclusos lograron escapar y huyeron a los bosques circundantes. Allí, Glick se unió a un grupo de partisanos, donde él y todos sus compañeros murieron luchando contra las fuerzas nazis.

Referencias

Arad, Y., 1980. Ghetto in Flames: The Struggle and Destruction of the Jews in Vilna in the Holocaust, Jerusalem: Yad Vashem: Martyrs' and Heroes' Remembrance Authority Ktav Pub. House.  

Gilbert, S., 2005. Music in the Holocaust: Confronting Life in the Nazi Ghettos and Camps, Oxford: Oxford University Press.  

Kalisch, S. & Meister, B., 1985. Yes, We Sang! Songs of the Ghettos and Concentration Camps, New York: Harper and Row.  

Katsherginski, S. & Leivick, H. eds., Lider fun di Getos un Lagern, New York: Alveltlekher Yidisher Kultur-Kongres.  

Silverman, J., 2002. The Undying Flame: Ballads and Songs of the Holocaust, Syracuse University Press.