Nunca digas que esta senda es la final,
Aunque cielos plomizos oscurezcan días azules;
La hora que estamos esperando llegará,
Nuestros pasos sonarán: ¡aquí estamos!
De tierras verdes a tierras de nieve lejanas,
Llegamos con nuestro dolor, con nuestro pesar,
Y donde cayó una gota de sangre,
Allí brotará nuestra fuerza, nuestra valentía.
El sol de la mañana matizará nuestro día con oro,
Y el ayer se desvanecerá con el enemigo,
Pero si el sol y el amanecer se retrasan:
Como una consigna, esta canción pasará de generación en generación.
Esta canción está escrita con sangre y no con plomo,
No es una canción sobre un pájaro libre
Un pueblo, entre los muros caídos,
Cantó esta canción con pistolas en las manos.
Por lo tanto, nunca digas que esta senda es la final,
Aunque cielos plomizos oscurezcan días azules;
La hora que estamos esperando llegará,
Nuestros pasos sonarán: ¡aquí estamos!