Tras la guerra, Tyrmand reanudó su educación musical con notable determinación. Completó sus estudios en el Conservatorio Estatal de Bielorrusia, graduándose en interpretación pianística con el profesor G. Shershevsky en 1949, y en composición con el profesor A.V. Bogatyrev en 1952. Este periodo marcó el comienzo de sus importantes contribuciones a la cultura musical soviética.
Las composiciones de Tyrmand reflejan tanto sus experiencias en tiempos de guerra como su profunda conexión con las tradiciones musicales bielorrusas. Su obra "Elegiac Improvisation" para violín y piano, compuesta años después de la guerra, sirve como conmovedor memorial del Holocausto. La estructura de la pieza, que presenta cadencias prolongadas para ambos instrumentos, muestra influencias del estilo compositivo de Shostakovich, al tiempo que mantiene su propia voz distintiva.
Su catálogo de obras abarca múltiples géneros, con especial énfasis en la música de cámara y coral. Composiciones notables incluyen:
- Dos conciertos para piano (1952 y 1956)
- Múltiples suites para piano, entre ellas "Escenas de la vida de los niños" (1953)
- Numerosos ciclos vocales que interpretan textos de poetas como Maksim Bahdanovič y Federico García Lorca
- Varias obras para instrumentos folclóricos tradicionales bielorrusos
Durante casi cuatro décadas, Tyrmand ejerció como profesora en el Conservatorio Estatal de Bielorrusia, donde formó a varias generaciones de músicos. Su metodología pedagógica hacía hincapié en la interpretación artística de las obras musicales, esforzándose siempre por impregnar las interpretaciones de auténtica emoción humana. Entre sus alumnos más destacados se encuentran la Artista de Honor de Bielorrusia L. Tolkacheva, la Profesora A. Korzhenevskaya y la Profesora Asociada S. Okolova.
El estilo compositivo de Tyrmand se caracteriza por su intimidad, expresión romántica y sutil lirismo. Su obra fusionó con éxito elementos musicales tradicionales bielorrusos con técnicas clásicas contemporáneas, creando una voz única en la música clásica de la era soviética. Demostró una especial habilidad para escribir para niños, creando numerosas suites para piano y obras corales específicamente para jóvenes intérpretes.
Eta Tyrmand falleció el 29 de abril de 2008, dejando tras de sí un rico legado de obras musicales que unen sus experiencias en tiempos de guerra con su visión artística. Sus composiciones se siguen interpretando y estudiando, y sirven como importantes documentos tanto del desarrollo musical en Bielorrusia como de la resistencia de artistas que sobrevivieron a uno de los periodos más oscuros de la historia. Como pionera de las mujeres en la composición de música clásica, sus logros siguen inspirando a las nuevas generaciones de compositores, independientemente de su sexo.